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En el año 2009 once históricos molinos que se levantaron a orillas del río Guadalquivir a su paso por Córdoba, fueron declarados Patrimonio Histórico Andaluz y desde ese momento, los organismos municipales no han dejado de trabajar con el objetivo de poner en valor estas antiguas infraestructuras hidráulicas, rehabilitarlas y en algunos casos, dotarlas de un uso museístico para poder recuperar estos espacios. Un buen ejemplo de ello es la gestión realizada por el Instituto Municipal de Gestión Medioambiental de Córdoba, encargada de los Molinos de Martos y San Antonio, que realiza numerosas actividades relacionadas con la divulgación científica y la educación ambiental, además de llevar a cabo las visitas guiadas por sus instalaciones
El conjunto de molinos declarados Patrimonio Andaluz son obras hispanomusulmanas levantadas entre los siglos VIII y XI con el objetivo de servir como aceñas, infraestructuras que producían harina, o como batanes dedicados a golpear los tejidos con mazas para tupir las lanas, en ambos casos, sirviéndose de la energía hidráulica producida en el río de manera natural o a través de azudas, pequeñas presas que potenciaban esta fuerza. Tras la conquista cristiana por las tropas del rey Fernando III en el año 1236, estos molinos pasaron a ser propiedad de la iglesia y de algunas familias nobles cordobesas. En el siglo XIX después de las desamortizaciones religiosas, fueron gestionados por particulares hasta que la molienda artesanal fue prohibida en el año 1942. Desde entonces, algunos funcionaron como centrales hidroeléctricas y otros empezaron a caer en el más profundo abandono.
Estos once molinos se conocen como el de la Alegría -en la actualidad acoge el Museo de Paleobotánica en el interior del Jardín Botánico-, el de Albolafia -construido por orden de Abderramán II para transportar agua al Palacio de los Emires, forma parte del escudo de la ciudad desde el siglo XIV-, los de Pápalo y Enmedio -ocultos tras la vegetación del espacio natural protegido de los Sotos de la Albolafia-, el de San Antonio -fue astillero para la construcción de las barcazas que cruzaban el Guadalquivir y hoy funciona como espacio cultural con salas de exposiciones-, los de San Lorenzo y San Rafael -sirvieron además como fábrica de papel-, el de Martos -sede del Museo Hidráulico-, y en la parte superior del río se localizan los tres últimos, el de Lope García, Carbonell y Casillas.