Las poco conocidas canteras califales de Almería que se erigen al norte, en el Cerro de las Mellizas, sirvieron para abastecer de piedra calcarenita a la ciudad desde la época de la fundación de la medina con el califa Abderramán III en el año 955, hasta el año 1147 debido a que terminaron con el recurso y fueron abandonadas. Con la piedra que salió de este conjunto de canteras se levantaron infraestructuras almerienses como la Alcazaba, las murallas y los torreones. Hoy en día, se conservan en muy buen estado conformando un espacio de enorme importancia para el estudio de las técnicas de extracción de piedra medievales, los períodos constructivos de la ciudad y las fluctuaciones económicas
Estas canteras ocupan una extensión de unos 140.000 metros cuadrados y presentan tres tipologías básicas: a cielo abierto con pendientes verticales, a cielo abierto con secciones de poca profundidad y canteras-cueva con desarrollo horizontal para la extracción de bloques con características específicas. Entre estas últimas destacan de la Campsa y la del Covarrón ya que son las más antiguas utilizadas durante la época califal. En todas ellas aún se puede apreciar que fueron trabajadas con herramientas manuales y si nos situamos en la parte superior aún podemos contemplar el espacio que ocupaba el montacargas, la caseta de la maquinaria y algunos bloques cortados en la piedra a base de barrena, cuñas y cinceles. En el siglo XX, durante la Guerra Civil este espacio se utilizó como refugio para la población civil durante los bombardeos, como depósito de combustible, como polvorines del Ejército e incluso, como decorado para el rodaje de la película Conan el Bárbaro. Hace unos años, el conjunto de las Canteras Califales fue declarado como Bien de Interés Cultural por la Junta Andalucía.
Monumento exterior.
Reserva con visita guiada.
A veinte minutos a pie desde la Plaza Vieja.
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